5.9.07

Penélope

Después de la crisis por la ausencia de Ulises, se sentó junto a la ventana como todas las tardes a tejer ilusiones; los paisajes nuevos y desconocidos empezaron a poblar su mente; Ulises se acercó por el camino polvoriento de la tarde... Al fin había vuelto, traía el olvido y la desesperanza tatuados en el rostro frío e inexpresivo.

Ulises la tomó entre sus brazos, la recostó suavemente sobre el diván y de su garganta brotó lenta una cadencia que transportó e hizo sonreir a Penélope

-"Ya está tranquila, quítenle la camisa de fuerza".


Alicia Uzcanga Lavalle

1 comentario:

Anónimo dijo...

es fenomenal ella me da clases y estoy muy emocionada por eso jeje